Es solo una cuestión de actitud… Y de las habilidades y conocimientos también.

Actitud y Soft skills

…es sólo una cuestión de actitud
atreverse a desplazarse en el tiempo…

Y sí, como dice la canción, es una cuestión de actitud atreverse a moverse en un contexto volátil, incierto, complejo y ambiguo (entorno “VUCA”), que nos exige nuevas habilidades y capacidades de respuesta, tanto a nivel personal como laboral.

¿Qué pasa si no contamos hoy con estas habilidades? En principio, no debemos desalentarnos, dado que muchas de
ellas, podemos aprenderlas o reaprenderlas. ¿Cómo? Con formación, con práctica, con experiencia, pero principalmente teniendo la apertura y actitud para poder lograrlo.

Si de habilidades “duras” se trata, lo que debemos desarrollar sin dudas tiene que ver con lo digital. Debemos estar permanentemente actualizados con nuevas herramientas tecnológicas y procesos que requieren de mayor agilidad.

En cuanto a habilidades “blandas”, cualquiera sea la posición que ejerzamos será imperioso contar con:

  • Resiliencia – Capacidad para enfrentar adversidades con actitud positiva, tenacidad y perseverancia.
  • Flexibilidad – Poder adaptarnos a contextos cambiantes y equipos diversos. Procesos que funcionaron bien en una realidad, no necesariamente funcionarán bien en otra, por lo que debemos tener la capacidad para readecuarlos.
  • Improvisación – Antes de improvisar, es necesario contar con un conocimiento experimentado sobre la organización para evitar fallar. Improvisar refiere a adaptarse rápidamente a lo que el medio propone, reaccionar a los cambios, no mantenerse estáticos y readecuar los cursos de acción en caso de ser necesario.
  • Creatividad – Será esencial. Debemos desarrollar nuestra creatividad para responder a problemas cada vez más complejos y que requieren de soluciones innovadoras.
  • Pensamiento Crítico – Analizar diversos cursos de acción, pros y contras, considerar el corto y largo plazo, contar con datos precisos (“big data”) será primordial a la hora de tomar decisiones.
  • Inteligencia Emocional – Saber interpretar nuestras emociones y aprender a controlarlas para que no repercutan negativamente en nuestra labor.
  • Espíritu colaborativo – Cultura de cooperación en equipos donde primará la diversidad. Compartir información, generar interacciones y relaciones de calidad será muy valorado, también válido obviamente en entornos virtuales.
  • Foco en Resultados – Será importante tener bien en claro nuestros objetivos en particular y los de negocio en general y trabajar en pos del logro de los mismos.

En cuanto a los líderes en sí, además de contar con estas habilidades, será primordial contar con capacidades para gestionar el cambio, considerando todas las variables que intervienen. Asimismo, empatía, es decir, saber ponerse en el lugar del otro, interpretar sus emociones, sus preocupaciones y crear vínculos de confianza, generando contextos de trabajo donde se permita el error, con el fin de no paralizar el curso de las actividades. Habilidades de comunicación, retroalimentación, escucha activa, también se valorarán en un líder.

Como se puede observar, si bien lo tecnológico y digital invaden nuestras rutinas, hay cuestiones humanas que ni el mejor robot del mundo podrá cubrir, y es en estas cuestiones donde debemos hacer principal foco.
Por último, me parece importante recordar la fórmula (C + H) x A que Víctor Kuppers, formador y speaker español, presentó años atrás y que sigue estando aún vigente, donde:

C son los Conocimientos
H las Habilidades
A la Actitud

La C y la H suman, pero, en definitiva, lo que termina multiplicando (y por lo tanto es lo que más valor tiene) es la A,
es decir, la ACTITUD que le ponemos al día a día y a todo lo que encaramos. Esta cualidad no nos debería faltar nunca.

…es sólo una cuestión de actitud
atreverse a atravesar el desierto…